¿Cómo sería ese instante cuando llegó
Loreto al barrio?, ¿quién se quedó prendado de quién?, decía un niño a otro
en la Plaza de San Francisco; aun recuerdo la primera vez que la vi, porque su
rostro se quedó grabado tan fuerte en mis retinas, que dice mi madre, que desde
ese día mis ojos son mas azules. ¿Cómo sería nuestro barrio sin la hermandad?,
mi madre ni siquiera se llamaría Loreto, decía el otro de los niños. Y es que
cuando digo su nombre, siento un palpitar por dentro, y con mucho orgullo
lo llevo, que se llame mi madre igual en la Tierra como en el Cielo.
Ella, una rosa escogida que floreció nada
más llegar al barrio y germinó la semilla de lo que hoy es la hermandad,
y es que nadie en el barrio lo discute, que no hay flor que la pueda
igualar, la Virgen de Loreto es la flor más bonita del lugar y así
lo será siempre, nadie podrá alcanzar una belleza tan pura y tan celestial, que
hace 50 años a morón bajó un pedacito de cielo que brilla como las estrellas,
que reluce como un lucero y por eso cada miércoles santo el cielo en Morón
se llama Loreto.